Si alguien me hubiese preguntado hace unos días cuál es el torneo de scrabble más antiguo de España, seguramente hubiese esbozado una media sonrisa y hubiese contestado: la duda ofende, el torneo más antiguo de España -y el más bonito, más incluso que Blancanieves- es el Open Scrabble El Prat. Y si alguien hubiese replicado que se han celebrado ocho ediciones del Open y nueve de otro torneo, hubiese acerado la mirada, hubiese fruncido el ceño y hubiera dicho que no se pueden juntar churras con merinas, ni internets con matteles, ni maremagnums -maremagna- con manzanas o limones y que nosotros siempre hemos sido nosotros y los demás no. Hubiese dicho todo eso pero no sé si alguien hubiere escuchado todo mi razonamiento hasta el final.
Pero si alguien me lo preguntara ahora, si tú me lo preguntas ahora, cuál es el torneo más antiguo de España no podría responder igual. ¿Y si hubiera una actividad anual de scrabble -aún no sé si torneo- que celebrara no su novena o décima edición, ni tan siquiera la undécima o duodécima, y si hubiera una actividad anual de scrabble que celebrara su decimotercera edición?
Existe una leyenda en el mundo del scrabble, una cita anual de la que sólo se habla en susurros y de la que nadie sabe casi nada. Hace unos días, me llegó como una suave brisa -aura venit- el eco de esa actividad. Y he decidido seguir la pista de la esquiva ninfa allá donde me lleve. Os lo contaré, espero, en los próximos días.
Torneig d'Aparaulats de Sant Cugat
Fa 10 anys
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